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Sin registros de incidentes, gracias al Operativo Umbral 2.0, liderado por el Ministerio de Justicia en coordinación con el Ministerio del Interior, el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, más de 664 mujeres fueron trasladadas de modo ordenado y programado al nuevo Complejo, un complejo moderno, seguro y digno.

El trabajo coordinado permitió un traslado ejemplar, ejecutado en estricto cumplimiento de protocolos de seguridad y derechos humanos.

El nuevo Complejo, con capacidad para 1.237 mujeres, representa la superación de una deuda histórica con las paraguayas privadas de libertad y con la sociedad en su conjunto.

Cierre de una etapa y reparación de una deuda histórica

Después de más de un siglo de funcionamiento, el Buen Pastor —emblemático pero marcado por el hacinamiento y las condiciones adversas— deja atrás su historia para dar paso a un modelo moderno, seguro y restaurativo.

“El cierre del Buen Pastor simboliza el fin de una era de hacinamiento y el inicio de una etapa en la que la privación de libertad no significa la pérdida de dignidad ni de futuro”, expresó el ministro Rodrigo Nicora, destacando que el nuevo centro “cumple con las garantías constitucionales y establece las condiciones para una verdadera reinserción social”.

Un modelo penitenciario con enfoque de género y reinserción

El Complejo para Mujeres Privadas de Libertad integra programas de educación formal y técnica con certificación, talleres productivos, atención médica integral y continua, apoyo psicosocial y acompañamiento familiar y comunitario.

Además, se estableció la separación efectiva entre mujeres procesadas y condenadas, y se dispuso el traslado de mujeres embarazadas y madres con hijos e hijas pequeñas al Centro Penitenciario Serafina Dávalos, en Coronel Oviedo, garantizando un entorno adecuado para el desarrollo infantil y la maternidad.

El ministro Nicora subrayó que este nuevo modelo “no se limita a una infraestructura moderna, sino que refleja una política pública con enfoque humano y de género, centrada en la oportunidad de reconstruir vidas y reducir los índices de reincidencia”.

El nuevo complejo fue concebido bajo el liderazgo del Presidente Peña como parte de una política de Estado orientada a la dignificación de las personas privadas de libertad, con especial énfasis en el respeto a los derechos humanos y en el cumplimiento efectivo de los artículos 20 y 21 de la Constitución Nacional.

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